Uno, dos, tres… nueve, diez, once toques; Comunicaciones, muy tranquilo, transitó la pelota en la gramilla del Mateo Flores. Se comportó como un equipo, se aplicó en la cancha, no se proyectó mucho porque ya tenía la serie a su favor con el 0-1 en la ida y encontró en José Contreras el arma para liquidar a Municipal y lograr su título 28, su segundo tetracampeonato.

Además, la hegemonía en este torneo ante los rojos, que no pudieron meterle ni siquiera un gol en cuatro partidos (incluidos los de la clasificación).

Iván Sopegno movía las piezas. “Leandro andá más arriba”, “presionen” y un “déjenlo tranquilo” (en alusión a Hamilton López), eran las frases que salían desde la banca albos.

En la cancha, cuando los cremas tenían la pelota, esta transitaba abajo, el centro, arriba, regresaba y eso desesperaba a Municipal; ocasiones de peligro hubo muy pocas. No era necesario. José Contreras, además del tanto en el juego de ida, sentenció de tiro libre en la vuelta la serie, y era el motor del equipo. La zona defensiva, aplicada, sin dar opciones a los delanteros rivales.

En tanto, Municipal culminó el Clausura haciendo un partido desastroso, algo típico en este torneo para los rojos. Entre los jugadores, además de varios reclamos tras cada error de un compañero, una proyección ofensiva de Hamilton López, que en vez de dar gusto daba pena por su poca técnica; un Carlos Ruiz apagado, desesperado como león enjaulado; en parte por la falta de creación de juego de sus compañeros, que se tradujo en una sola opción de gol en todo el partido.

Un extranjero, Edoardo Isella, que daba vergüenza, no por su futbol, que tampoco sobresale, sino por sus actitudes nefastas en la cancha, que ocasionaron un conato de bronca al final del primer tiempo, y una expulsión por un codazo en la segunda parte. Mario Rodríguez y Darwin Oliva, ausentes; no aportaron más que ocasiones desperdiciadas.
Para ajuste de cuentas, una pobreza táctica de Aníbal Ruiz, sin atrevimiento, reflejado hasta en los cambios; delantero por delantero, contención por extremo, nunca arriesgándose a nada.

Los albos son tetracampeones, y ahora, tanto ellos como el resto de equipos tienen 3 meses para armarse para la siguiente temporada.

Nota y foto: www.s21.com.gt