Cuando supe del regreso de Rafael Morales a Comunicaciones tuve una grata sensación de paz, pues pensé que ya no sufriríamos en defensa como en el último torneo; desafortunadamente, sigue sin jugar, y el desorden en esa línea continúa dándonos dolores de cabeza bastante serios.
Esta tarde, en Guastatoya, entre Carlos Gallardo, Wilson Lalín y Joel Benítez se encargaron de hacer añicos la contundencia de Rolando Blackburn, el genio de José Manuel Contreras y la garra de Agustín Herrera y de Paolo Suárez, y de dejar en ridículo a un pentacampeón que de un 3-0 a favor sufrió la afrenta de terminar el encuentro disputado en el David Cordón Hichos con un humillante 3-3.
De nada sirvió que Marquense hiciera el favor de venir a derrotar a los rojos al estadio más contaminado del país, ya que los albos volvieron a demostrar que pasan un mal momento y que, como escribí la semana anterior, algo tienen que cambiar.
Gallardo, como siempre, desubicado, tuvo que ver en los tres goles del pecho amarillo. En el primero, habilita, y luego no tiene arrestos para cerrar el hueco que dejó Benítez. En el segundo, al igual que Mejía (que no es zaguero) y los otros defensores, deja que les ganen la espalda. Después, en el tercero, tampoco puede contener a Orlando Moreira y le permite hacer la asistencia que concluye con la amarga paridad en el marcador.
Claro que previamente hubo un golpe de Edgar Chub al rostro de Paolo Suárez, ¡y qué! Mientras el árbitro no haga sonar el silbato y decrete la falta, es obligación de todos seguir la jugada hasta su conclusión, no levantar el brazo a la espera de que decreten lo que ellos quieren. Perdónenme, pero esas fallas no se pueden dar en una oncena que aspira a hacer historia.
Benítez, por igual, es corresponsable en la primera y segunda anotaciones de los guastatoyanos, y Lalín, que hasta ese momento era el menos malo de la zaga crema, se hace expulsar.
Y amén de los errores atrás, también sería interesante saber por qué Willy Olivera sacó de la cancha al “Moyo”. Si estaba lesionado, ni modo, pero si no, es un acto de relajación que no se debe dar. Un equipo serio no puede menospreciar a ninguno, mucho menos en su casa. Y después meter a Ceballos en el lugar de Herrera, tampoco creo que sea lo más sabio, pero bueno, él es el técnico y, sin duda, conoce mucho más de fútbol que quien escribe.
Lo más desafortunado, es que ahora el líder se llama Deportivo Suchitepéquez y los de abajo cada vez están más cerca. Por ello, este Comunicaciones tiene la obligación de volver al juego bonito y efectivo, pues si se sigue relajando, las cosas pueden ponerse muy, muy difíciles.
Por: Orlando Bobadilla
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