Por: Byron Oliva
COMUNICACIONES es el equipo más grande que ha parido el fútbol guatemalteco, el único con treinta títulos de liga, el único Hexacampeón. Esas palabras representan el orgullo de todo aficionado crema, sin embargo, no podemos vivir de las glorias del pasado, son importantes por supuesto, pero es más importante vivir el presente y en ese presente la situación de nuestro amado equipo es triste y lamentable.
Uno de los factores determinantes para que Comunicaciones fuera superior al resto de equipos de Liga Nacional por un largo tiempo fue sin duda la unión de equipo. Era evidente la comunión que existía entre cuerpo técnico y grupo de jugadores, con un vestuario sano que tenía bien definidos sus objetivos en donde luchaban todos juntos por obtenerlos, al grado de considerarse ellos mismos como una gran familia, una familia con hambre de gloria, de trascender, de hacer historia.
Esa unión de equipo siempre fue de la mano de la identidad con el escudo, el cuerpo técnico, los jugadores formados en casa y los que ya tenían varios años en la institución lograban transmitir esa identidad a sus compañeros nuevos. Es cierto, también perdíamos partidos, algunos de forma fea, pero nunca por falta de carácter, falta de huevos, falta de identidad, falta de amor a la camiseta, nunca perdimos por caprichos y peleas entre jugadores y cuerpo técnico.
Hoy tristemente nos damos cuenta que esa familia ya no existe, la desarmaron. Vemos un vestuario dividido con jugadores que no tienen idea de lo que representa ponerse la camisola de Comunicaciones y lo ven como un simple trabajo, que son pechos fríos, que no meten la pierna, que no se muestran, que no asumen, que no pelean cada balón, que no meten huevos; y otros pocos que intentan levantar, que se juegue con amor, con identidad, pero lamentablemente se quedan cortos, les hace falta un líder que logre contagiar a todo el grupo, que asuma la responsabilidad dentro y fuera del campo, que dé la cara y le ponga el pecho a todo. Y esto es consecuencia también de que les falta un líder desde el banquillo, que los motive, que les transmita confianza, que les de las herramientas tácticas para poder sacar adelante un partido, les hace falta un director técnico.
Los responsables de este pésimo momento son varios, pero definitivamente Iván Franco Sopegno es uno de los principales. Su incursión en selección nacional lo acabó, se fue como un tipo humilde que motivaba a sus jugadores, que compartía con ellos; y regresó como un tipo prepotente, sin ideas frescas y principalmente como un tipo que no motiva para nada a sus jugadores. Sopegno mató su relación con los jugadores, perdió credibilidad, mató el vestuario, mató la unidad, mató la identidad, mató a la familia. Sacó a jugadores referentes e importantes para la institución y contrató jugadores que al día de hoy no se les ve nada. Es momento que Iván Franco Sopegno de un paso al costado, que no borre su grandeza en la historia de Comunicaciones como el técnico más ganador solo por un capricho de no aceptar que su ciclo ya terminó, que ya todos los equipos saben a qué juega, que sus propios jugadores ya no creen en su trabajo, que la afición ya no lo quiere, que ya no da más. Si en algún momento llegó a querer este escudo, por respeto al mismo debería renunciar y dejar que alguien más trate de levantar esto.
Julio González es otro de los responsables de esta crisis, como Gerente Deportivo ha velado únicamente por sus propios intereses, con contrataciones malas, de bajo nivel al extremo que pareciera que solo uruguayos pueden jugar ahora en el equipo en calidad de extranjeros. Se metió con un referente hasta sacarlo del equipo, respalda a un técnico que ya no juega a nada, y es uno de los principales provocadores de la división en el vestuario con su prepotencia y sus actuaciones a espaldas de los jugadores.
Pedro Portilla también tiene responsabilidad en esto y es simplemente por creer en los informes que le dan y no verificar el mismo la realidad de las cosas, por respaldar a un Gerente Deportivo y un Director Técnico que se quedaron sin ideas, sin argumentos, sin nada bueno que ofrecer, que le venden humo con un supuesto proyecto a largo plazo impulsando jugadores de la cantera pero lo primero que hacen es empezar a contratar jugadores extranjeros y nacionales de donde puedan, ese proyecto es evidente que no existe pues no hay ningún jugador canterano que haya sobresalido en los últimos torneos. Y principalmente, es responsable por no atender al clamor de la afición que espera ansiosamente que su Presidente tome una decisión fuerte que vaya de frente y le ponga fin al ciclo de estos señores al frente del equipo.
Comunicaciones está actualmente en décimo lugar en la tabla y esto es de muerte, es ahora más que nunca cuando la afición tiene que responder, cuando la afición tiene que dejar de ser hinchas de redes sociales y asistir al estadio, de hacerse sentir, de apoyar a los jugadores, de apoyar a los pocos que quieran sacar adelante a este equipo, de demostrar que el equipo es de la gente y no de unos cuantos, que lo más grande que tiene Comunicaciones es ese amor que genera en muchos, esa identidad, esa gloria que da el decir yo soy crema. Se tienen que dar cambios fuertes, de fondo, de raíz, pero mientras esos cambios llegan (no sabemos cuánto tiempo tarde, pero llegarán) la responsabilidad de todo crema es ir al estadio y demostrar su amor por el escudo. Si usted quiere ir a exigir, a gritarle a quien usted quiera, hágalo, pero sin violencia y sobre todo, hágalo desde la grada no detrás de un teléfono. VAMOS COMUNICACIONES, VAMOS MI AMOR ETERNO, JUNTOS SALDREMOS ADELANTE.
Byron Oliva (@BJOLIVA)
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Un gigante sin alma y sin rumbo
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